Pensado en el 1887 por L. L. Zamenhof (polonés), es probablemente el más usado hoy en día.
Tiene una gramática muy simple y sin excepciones, parecida a lo que podría ser un sistema lógico de los estudiados antes. Se basa en terminaciones:
Los nombres acaban en o. Los adjetivos, en a. Los adverbios, en e.
Los verbos: infinitivo, en y. Presente, en as. Pasado, en is. Futuro, en os. Condicional: en us. Imperativo: en u.
Así se pueden crear muchos conceptos usando sólo una raíz. Por ejemplo,
Además, cada palabra se puede construir por composición de otras (por ejemplo, todos entenderán vortfari o vortofari como hacer palabras), y añadiendo sufijos que aportan significados precisos (por ejemplo, vortfarado, proceso de hacer palabras). Algunos son:
Esperanto relies entirely on innate reflexes [and] differs from all other languages in that you can always trust your natural tendency to generalize patterns. [...] The same neuropsychological law [- called by] Jean Piaget generalizing assimilation - applies to word formation as well as to grammar.Pero como otros idiomas, el esperanto tiene el problema del sexismo (ya comentado en sexisme), tanto en los pronombres como en la formación del masculino/femenino. Hay una palabra base (ej. kato, gato), y el sufijo -in para hacer el femenino: (katino: gata), pero a un gato en general también se le llama kato (dicen que se ha de interpretar de forma ``neutra'', o sea, un gato o gata). Se ha propuesto usar otro sufijo para el masculino: -iĉ para tener kato, katino, katiĉo; pero claro, la lengua ya está hecha y cuesta de cambiar. Daniel Clemente Laboreo 2006-07-13